Estoy muy orgullosa de haber criado dos hijos socialmente responsables, nobles y honestos. Tenía el mismo objetivo cuando era madre adoptiva de seis niños, que venían de entornos difíciles y necesitaban amor y cuidado.

 

Además de ser madre, también estoy orgullosa de mis 28 años en el aula escolar. Como profesora de inglés de secundaria, veía mi aula como un lugar para equipar a los estudiantes para hacer del mundo un lugar mejor. Quería ayudarlos a convertirse en miembros contribuyentes y dedicados de la fuerza laboral y de sus comunidades. Los desafié a ir más allá de sus propias zonas de comodidad mientras trabajaban para mejorar sus habilidades en lectura, escritura y pensamiento crítico e independiente.

 

En el 2016, fui nombrada Maestra del año de Arizona. A través de esa experiencia, viajé por todo el estado para ver de primera mano los problemas que las escuelas públicas enfrentaban -- y siguen enfrentando --  a diario. Ahora llevo esas lecciones conmigo mientras me postulo para las elecciones al Senado Estatal del Distrito Legislativo 28.

 

También he tenido experiencia en pequeñas empresas. Cuando tenía solo seis o siete años, comencé a ayudar en el negocio de servicio de comida de mi padre, haciendo pequeños trabajos como envolver cubiertos en servilletas. A los 16 años, trabajaba de 20 a 30 horas por semana, preparando y entregando alimentos. Solíamos proveer comidas a una organización sin fines de lucro que entregaba alimentos a hogares de ancianos, y yo me encargaba de las rutas.

 

Mi madre también era dueña de su propia pequeña empresa, al igual que mis abuelos y bisabuelos tanto del lado materno como del lado paterno de la familia. Aprendí el valor del trabajo duro, de la iniciativa y de la honestidad.

 

Finalmente, también soy escritora, corredora, miembro activo de la familia de mi iglesia, activista de la educación, amiga e hija. Cada uno de esos roles es importante para mí. En todos los aspectos de mi vida, siempre trato de contribuir tanto cuanto tengo la bendición de ganar.